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Orígenes del arteterapia

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    Blog de Arteterapia
  • 30 jul 2020
  • 7 Min. de lectura

Autor: Fátima del Carmen Corrales López.


La arteterapia es un campo profesional relativamente reciente, de carácter multiteórico y multiprofesional. El arte puesto al servicio de la cura como un modo de catarsis, que ha sido conceptualizado como tal desde la antigüedad (Divulgación dinámica, 2017).


El arteterapeuta no simplemente debe ser un especialista en cada uno de los aspectos mencionados, sino que debe contar, al menos, con cierto entrenamiento y ejercicio de los mismos, esto será necesario para poder conocer las particularidades de cada una de las técnicas empleadas y sus efectos sobre el proceso de creación de cada consultante, aunque cada profesional puede tener sus preferencias respecto de algunas técnicas plásticas, es necesario tener un conocimiento amplio para poder dirigir un taller pluridisciplinario y motivar a los pacientes para que sean capaces de explorar y utilizar todos los materiales (Paín y Jarreau, 2006).


Desde el punto de vista de la psicología, debe tener una formación teórica suficiente que le permita evaluar el comportamiento de los participantes tanto desde un punto de vista funcional como evolutivo. (Paín y Jarreau, 2006).


Comenzó a usarse inicialmente con fines meramente terapéuticos a finales de la Segunda Guerra Mundial con los soldados que venían del frente con problemas psíquicos.


Algunos autores (P. Klein y otros.) señalan al marqués de Sade como precursor de promover un modo de expresión que pudiera hacer salir de su estado de alienación a los enfermos. Entre 1803 y 1813 dirigiría los espectáculos mensuales en la casa de salud de Charenton a petición del Padre de Coulmiers, que había instaurado representaciones públicas que duraban cuatro o cinco horas. El teatro es recomendado a fines de siglo XIX para los enfermos mentales porque pueden así salir de su apatía y repliegue a su delirante mundo interior. Se recomienda el piano de igual modo que el billar, el encaje o el dominó. Paralelamente, comienza también el estudio de los dibujos y pinturas de enfermos mentales para “descifrar” ciertos signos visuales que permitirían la elaboración de tipologías de dibujos de esquizofrénicos, síntomas patológicos, etc. El estilo de pintura se pondría en relación con la enfermedad mental.


Césare Lombroso escribiría un capítulo en su obra “El hombre de genio”, dedicado a describir las características de los dibujos de “locos, idiotas, delincuentes o criminales o asociales”, como elementos sujetos a una taxonomía.


Desde fines del XIX los psiquiatras se mostraron interesados en la producción plástica de los enfermos mentales; facilitaron su producción plástica, los coleccionaron y estudiaron: Mohr (1906), y Simon (1876 y 1888) que publicaría una serie de estudios sobre los dibujos de las personas con problemas mentales y sería uno de los pioneros en introducir dibujos y pinturas realizadas por los enfermos en los centros psiquiátricos, sobre todo Prinzhorn (1922).


En 1921, el médico W. Morgenthaler publica “Un enfermo mental como artista: Adolf Wölfli”, en Berna. Esta obra es la primera monografía consagrada a un paciente en la que, además, aparece su nombre como artista, y no como caso clínico.


Uno de los primeros interesados en el estudio de la expresión artística de los pacientes psicóticos fue Prinzhorn, publicando en 1922 un libro llamado La producción de imágenes del enfermo mental (Die Bildnerei der Geisteskranken).


En la época nazi, esta investigación quedó confiscada bajo el rótulo de arte degenerado, y fue asociado a las perversiones morales, la locura y las taras físicas. Luego de la posguerra, crece considerablemente el interés por el arte psicótico, revalorizando la humanidad y dignidad del individuo (Atienza, 2007).


Hans Prinzhorn logró influir, involuntariamente, aunque con una fuerza inusitada, la escena vanguardista europea del primer tercio del siglo XX. Su Bildnerei der Geisteskranken. Ein Beitrag zur Psychologie und Psychopathologie der Gestaltung (“El arte de los enfermos mentales. Una contribución a la psicología y a la psicopatología de la creación”), si bien no despertó la ovación de sus colegas psiquiatras, pero se convertiría en referente y modelo de inspiración para los artistas surrealistas que pululaban en el París de entreguerras.


Es a partir del año 1940 que empiezan a tener lugar una serie de circunstancias y cambios que van a confluir en la formación de lo que hoy se denomina como arteterapia. Entre estos cambios es de relevancia el desarrollo del psicoanálisis y, en su conjunto, de la psicología como ciencia particular, promoviendo el interés en diferentes entornos clínicos y psicopedagógicos. En este sentido, se ha de mencionar las investigaciones de Decroly, Feinet, Montessori, Steiner, Lowenfeld, (Harms, 1975; Paín y Jarreau, 2006) y Vygotsky (1971/2006), relacionadas con el desarrollo de la expresión y de la imaginación en la infancia.


Por otro lado, las consecuencias devastadoras de dos guerras mundiales para miles de personas afectadas fomentaron la búsqueda de nuevas formas de tratamiento para el padecer psíquico y físico de los consultantes.


Uno de los primeros en utilizar el término de arteterapia, fue Adrian Hill quien, en 1942, luego de una larga convalecencia, acuñó este término para referirse al proceso mediante el cual las personas al expresarse por medio de la actividad artística experimentaban un mayor bienestar.

También publica el libro Art is an aid to illness: an experiment in occupational therapy (Hill, 1943), el cual junto con Art and regeneration (Petrie, 1946) se consideran los libros pioneros en esta disciplina (citados en Pacheco, s.f.). Prosiguiendo estos autores, siguen los aportes de Naumburg (1947) y de Kramer (1950) ambas identificadas como las principales fundadoras del arteterapia.


Naumberg, según la autora, cuando los pacientes lograban representar simbólicamente sus experiencias profundas, a través de la proyección en el papel de sus conflictos, podían luego acceder una articulación verbal de los mismos. El trabajo de Kramer, en cambio, no se centralizaba ya en los contenidos inconscientes sino en la capacidad terapéutica del proceso y de la actividad artística en sí misma.


En la década del ’60 se empiezan a formar las primeras asociaciones de arteterapeutas, orientadas a reunir los distintos profesionales dedicados a esta disciplina y fomentar su estudio y desarrollo. Se destacan entre ellas la Societé Française de Psychopathologie de l’Expression (Francia), la British Association of art Therapists (BAAT -Reino Unido) y la American Art Therapie Association (AATA - EEUU).


Para Paín y Jarreau (2006) el término de arteterapia hace referencia, generalmente, a “todo tipo de tratamiento psicoterapéutico que utilice como mediador la expresión artística -danza, teatro, música, entre otros.”.


Según la BAAT (citado en Ruddy y Milnes, 2008), el arteterapia se define como “el uso de materiales artísticos para la autoexpresión y la reflexión en presencia de un arteterapeuta entrenado”.


Sin embargo, las autoras prefieren reservar el término de arteterapia para referirse sólo a aquellas intervenciones que impliquen la utilización de artes visuales o plásticas -pintura, grabado, modelado, diseño, máscaras, títeres, identificando las demás expresiones artísticas con sus respectivas modalidades terapéuticas: musicoterapia, expresión corporal o danza movimiento terapia, escritura terapéutica, entre otras.


Desde Winnicott esto podría pensarse como fomentar el desarrollo de una zona intermedia o espacio transicional, que pueda propiciar la salud y la creatividad.


El ambiente suficientemente bueno, descrito por Winnicott, es propio del ajuste psicoterapéutico tradicional, el cual se utiliza en algunos abordajes arteterapéuticos.

Según Winnicott (1971/2005) los pacientes pre-depresivos, no tuvieron la posibilidad de experimentar confianza en los primeros objetos, en consecuencia, prima la desesperanza y la sensación de vacío. Para Winnicott, la psicoterapia se funda con el vínculo, el cual debe constituir un vínculo de presencia y esperanza.


En la Etapa Inicial, aproximadamente desde la década de los treinta hasta los años sesenta, el Arteterapia comienza su andadura en E.E.U.U. y en el Reino Unido.


Durante este periodo, la materia va adquiriendo mayor grado de autonomía e identidad en ambos países al desligarse de la educación artística, de la terapia ocupacional y de su uso en los diagnósticos psiquiátricos y las terapias verbales.


Respecto a su conformación profesional, la alianza entre artistas, educadores, médicos y psiquiatras, supone un paso decisivo. También se realizan las primeras exposiciones públicas de trabajos sobre la materia en congresos científicos, en conferencias y, consecuentemente, la publicación de estudios e investigaciones sobre arteterapia. En el terreno académico, se establecen los primeros cursos universitarios.


En la Etapa de Expansión, entre la década de los sesenta y finales de los setenta, surgen una serie de acontecimientos: el auge de la psicología, de las terapias grupales, la aplicación de nuevas corrientes psicoterapéuticas, la aparición de los Colectivos de Vocación PSI, en EEUU, y el movimiento de la Anti psiquiatría, en Inglaterra, que favorecen el panorama arteterapéutico del momento. Paralelamente, el desarrollo de la corriente cognitivista comienza a demostrar que las actividades artísticas fomentan una serie de competencias: creatividad, motivación, comprensión de conceptos y emociones, etc., aplicables a la introspección personal con fines terapéuticos. Por otra parte, los nuevos discursos en el ámbito del arte como: la primacía conceptual, la poética postmoderna, etc., aportarán al arteterapia nuevas metodologías ampliando sus perspectivas. Todas estas contribuciones crearán el caldo de cultivo idóneo para el impulso de la disciplina y su difusión profesional.


Prueba de ello será el nacimiento de las primeras asociaciones de arteterapia: BAAT, (1964) en Inglaterra; y AATA (1969), en EEUU, las cuales instaurarán una serie de objetivos para aunar criterios en el reconocimiento disciplinar y profesional relativos a:


  1. El establecimiento de requisitos para la formación académica del

  2. arteterapeuta.

  3. El intercambio científico a nivel nacional e internacional entre las

  4. comunidades de arteterapeutas.

  5. La formulación de un código ético para la habilitación del ejercicio

  6. profesional.

  7. La institucionalización pública de la formación académica universitaria y de la

  8. profesión del terapeuta artístico.


Estos hechos promocionarán las iniciativas emprendidas por EEUU y Reino Unido entre 1970 y 1980, favoreciendo la expansión internacional de asociaciones, la proliferación de cursos de formación y el incremento de la labor científica sobre la materia en numerosos países. La tercera Etapa de Consolidación, a partir de las décadas de los años ochenta y noventa, se caracteriza por el afianzamiento del campo arteterapéutico en los países pioneros. Las asociaciones adquieren un papel muy activo en la reivindicación de los derechos y la consecución del reconocimiento, validación y control profesional y académico. En EEUU, los terapeutas creativos forman, en 1979, una federación con sus asociaciones, que produciría en los años siguientes el reconocimiento profesional del arteterapeuta a nivel oficial. En Inglaterra ocurre lo mismo, cuando la BAAT consigue que el Ministerio de Sanidad y Seguridad Social reconozca la profesión del arteterapeuta, independizándose definitivamente de los terapeutas ocupacionales. En 1997, la BAAT crea un registro estatal por el cual, el ejercicio profesional es controlado.


En cuanto al nivel académico, tanto en Inglaterra como en EEUU, se exige la titulación de Máster en Arteterapia para poder ejercer como arteterapeuta.


Fuera del contexto anglosajón, otros países siguen la misma trayectoria. En primer lugar, con la formación de asociaciones desde las que se intentan alcanzar los mismos objetivos, conseguidos por los países pioneros. Las relaciones internacionales establecidas con EEUU y Europa favorecen la difusión y desarrollo del arteterapia.




Referencias


Marián López Fdz. Cao. (2015). Breve historia de la arteterapia. 2020, de UNED Sitio web recuperado de : https://extension.uned.es/archivos_publicos/webex_actividades/4786/02historiadelarteterapia.pdf


Divulgación dinámica. (2017). Origen de la arteterapia. 2020, de Divulgación dinámica Sitio web recuperado de: https://www.divulgaciondinamica.es/blog/arteterapia/#:~:text=pl%C3%A1sticos%20y%20visuales-,Origen%20de%20la%20Arteterapia,del%20frente%20con%20problemas%20ps%C3%ADquicos.


Winnicott, D. (2005). Realidad y Juego. Barcelona: Gedisa.


Nemirovsky, C. (1999). Edición-reedición: reflexiones a partir de los aportes de D. W. Winnicott a la comprensión y tratamiento de las psicosis y otras patologías graves. 2009, de aperturas.org Sitio web: www.aperturas.org/Aperturas Psicoanalíticas



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